domingo, 14 de septiembre de 2008

La mayor rajada de mi vida (hasta el momento).

Empieza un nuevo curso, y esto significa hacer planes paralelos a las clases, decidir en qué voy a gastar mi tiempo libre cuando no esté estudiando aparte de en salir con los amigos. En los últimos cuatro años decidí asistir a clases de guitarra, a excepción del último año, durante el cual fui a baloncesto pero sin que eso significase abandonar la guitarra.
Sin embargo este año creo que voy a dar el paso definitivo y lo voy a dejar. Llevo bastante tiempo con este instrumento y creo que he recogido bastantes pocos frutos. Es verdad que podía haberme dedicado más a ello, que he tenido muchos periodos en los que he flojeao y que debí de evitar pero cada vez estoy más convencido de que carezco de forma ostensible de sentido del ritmo, de oído y de sensibilidad musical. Sí, ya sé que suena a la excusa de siempre:``no es que no me halla esforzado, es que se me da mal ´´, pero qué queréis que os diga, sí que hubo temporadas en las que trabajé (obviamente fueron en las que más avancé) y si digo que me faltan cualidades para la música es porque lo creo tras haberlo reflexionado mucho, y pienso que no me estoy engañando a mí mismo.
Me da bastante pena dejarlo, y más sabiendo todo lo que ha llovido desde que aprendí ese primer acorde de Lam hasta ahora; que ha sido uno de los sueños de mi vida y que estoy a punto de tirarlo por el retrete de forma definitiva para dar paso a otro/s.
Pero se me han acabado las ganas. Hoy en día me siento bastante más distante de la música y de la guitarra que cuando tenía quince años, y eso se nota, por ejemplo, en el repertorio musical que tengo en casa, que en los últimos tiempos apenas ha sido engordado con nuevos grupos y estilos.
Tras la experiencia del último año y pico se me antoja una tarea imposible de realizar ya sea con vistas a un futuro próximo o lejano. Da igual, he comprobado durante casi cuatro años mi fortaleza frente al duro proceso de aprendizaje musical y ahora sé que no doy la talla. Simplemente se me han acabado las expectativas con este instrumento.
Además creo que ahora es mucho más necesario dedicarme a otras cosas, sobre todo a aprender inglés en condiciones. A lo mejor me apunto a una academia, o a lo mejor no, en cualquier caso tengo que echarle tiempo, así que me imagino que este año será el inglés quien sustituya a la guitarra.
Pensándolo bien, la verdad es que la guitarra ha sido una parte muy importante en mi vida en los últimos años. No porque halla llegado a alguna parte desde que empecé (sólo he realizado un par de actuaciones en mi vida y me arrepiento de las dos por lo poco que pude dar al público; tampoco bhe podido integrarme en un grupo y conocer a más gente que tocase a mi nivel) o porque halla invertido mucho tiempo a su estudio y práctica, sino por todo lo contrario: por los altibajos, por esas rachas sin ni siquiera mirarla, por la frustración originada tras la escasez de avances en la técnica etc. Todo eso ha tenido como resultado el que mi aprendizaje se me antojase no un camino cuesta arriba, como pensaba en un principio que sería, sino una lucha interna disputada a la sombra de la certidumbre que tuve sobre todo en los dos últimos años de que no llegaría a ninguna parte con la guitarra y en la que no siempre supe si las cuerdas eran amigas o enemigas. Por eso muchas veces he creído que mi relación con la guitarra ha ido más allá de la de persona objeto. La guitarra ha sido más bien una amiga, o una novia, con voluntad propia para decidir si ayudarme o complicarme más las cosas en esa lucha.
Valla, ahora sí que parece que me estoy inventando excusas para demostrar que yo no he sido el culpable de mi fracaso.

No hay comentarios: