jueves, 5 de marzo de 2009

Cosas de hoy

Hoy he hecho algunas pequeñas cosas, que, pensándolo bien, son grandes.
La primera de ellas acontecía muy temprano, como si este pequeño día de cosas inusuales se quisiese dar prisa por diferenciarse de ayer y de mañana. Serían las 8:30, un poco menos tal vez, cuando en el trasbordo matutino de Nuevos Ministerios dejaba caer una moneda de 20 céntimos en la funda abierta de un violín que en esos momentos estaba siendo tocado. Ese violín es tocado por el mismo tipo (flaco, larguirucho, chaqueta, vaqueros, boina, pelo un poco largo. Un tipo de imagen bohemia y aspecto de francés) todas las mañanas, y es por eso por lo que me he decidido hoy a echarle algo. Sé que 20 céntimos no es nada, pero, en relación a lo que doy a mendigos, lisiados y otros músicos callejeros (nada), le estoy dando una cantidad infinitamente mayor. Así que esa moneda, que ya no es mía, tiene un gran valor simbólico (simboliza el salto), mucho mayor que su valor original económico, aunque me imagino que el tipo bohemio preferiría que fuese al revés.
La segunda se ha hecho esperar mucho, como si el esfuerzo de desprenderme de la moneda me hubiese dejado exhausto durante unas nueve horas y media. Resulta que he hablado con mi prima por el Messenger y he quedado con ella este sábado para ver el partido. Seguramente habrá muchos que queden con sus primos/as todos los meses o por lo menos todos los años, pero yo es la primera vez que lo hago. Siempre que la veo es por algún tipo de visita familiar o reunión familiar o por algún acontecimiento. Nunca he quedado con ella de forma libre, simplemente por querer vernos.
La tercera es mucho más sencilla de explicar. Hoy he tocado la guitarra por primera vez desde hace medio año. He querido coger la española, con la que, al contrario de lo que sugiere mi gusto musical, me llevo mucho mejor que con la eléctrica. Ha sido mi verdadera compañera en eso que acabó siendo un triste intento de aprender a tocarla. Lo he hecho mientras hablaba con mi prima, y me ha causado mucha satisfacción.
La cuarta y última es un descubrimiento. Un gran descubrimiento. He hallado el blog del increíble José Saramago, hombre al que creo que veneraré durante toda mi puta vida. No he dudado un segundo en añadirlo a la lista de blogs que sigo. Me he leído de un tirón unas veinte entradas. Todas ellas son cortas (leía en un texto que me mandaron hace poco: “lo difícil es ser conciso; extenderse, ser superfluo, es fácil”) y por supuesto buenísimas. Cortas pero grandes, como los cuatro sucesos de hoy.
Su primera entrada, lo primero que he leído del blog de Saramago, ha sido esto:

Si puedes mirar, ve.
Si puedes ver, repara.

2 comentarios:

pili garcía dijo...

Lo maravilloso de Saramago es que puedes redescubrirlo cada día, porque siempre tiene algo que enseñar y mostrar.
Saludos!

Álvaro AM dijo...

Gracias por tu comentario, pili. Y, por supuesto, estoy de acuerdo contigo.