Hace mucho que tenía ganas de escribir una valoración sobre algún libro. Para el que no lo sepa, a mí me encanta leer, y por ende, hablar de literatura. Estuve a punto de comentar unos cuentos que leí de Jack London, pero al final lo fui dejando dejando...hasta que lo dejé. Eso fue el pasado Junio, o sea, que si quiero terminar ese entrada y publicarla tendría que releer los cuentos de nuevo, y, aunque me fue bastante grata su lectura, considero un crimen releer un libro habiendo tantos libros en el mundo por leer. A veces, cuando pienso en todas las grandes obras que la historia ha parido y que todavía no he leído, casi me entra la desesperación, como aquél que de pronto se da cuenta de todo el trabajo que tiene pendiente.
Me estoy yendo por las ramas. Lo que quería deciros es que os voy a comentar la última novela que he leído. Se trata ni más ni menos que de La Hermandad de la Buena Suerte, la novela con la que Savater ganó la última edición del premio Planeta.
La Hermandad de la Buena Suerte es una novela de aventuras, ¿o es más de acción?, bueno, me imagino que tiene un poco de las dos cosas. La lectura se hace amena, fluida. Es un libro corto que se lee rápidamente, gracias al tempo de los acontecimientos, que te arrastran página a página sin darte cuenta. El lector, entretenido, no ofrece ninguna resistencia. Es lo que tienen los libros de acción y/o aventuras, son entretenidos y se leen solos. Pero, obviamente, Savater no iba a escribir una novela de acción y nada más. Savater nos va dejando pequeñas piedras preciosas de conocimientos, filosofía y pensamiento a lo largo y ancho de la novela. El hijoputa parece que sabe de todo. Y todo esto el lector lo digiere a mientras la narración avanza como quien se bebe un líquido: fácilmente.
La sinopsis de la historia es de lo más sencilla: Espíritu Gentil es un magnífico caballo de carreras, el mejor. Sin embargo, perdió la última Gran Copa quedando tercero, lo que se queda como una espina clavada en el cerebro de su dueño. Después de eso deja de correr. Pero, al acercarse la siguiente Gran Copa, su dueño decide sacarle de nuevo, simplemente para vengarse y restablecer su orgullo. Sin embargo hay un problema, Espíritu Gentil es un caballo muy bravo, y para asegurarse la victoria necesita que lo monte Pat Kinane, el único jinete al que parece hacer caso el caballo y que, inoportunamente, se encuentra en paradero desconocido. Así pues, decide contratar a cuatro conocidos para que busquen a Pat.
Un tío que desaparece inexplicablemente, un heterogéneo grupo de cuatro tíos buscándolo, un final prometedor, alguna pelea...en fin, buenos y típicos ingredientes que, bien usados, aseguran la aceptación de la novela.
Savater alterna los puntos de vista dependiendo del capítulo. En algunos capítulos el narrador es omnisciente y en otros el narrador se sitúa en el personaje del Profesor o en el del Doctor. Este es un recurso que a mí me gusta bastante pues aúna lo mejor de ambos puntos de vista: la capacidad narrativa del narrador omnisciente y la posibilidad de la 1ª persona de bucear en los pensamientos e impresiones de la persona que narra. Además, la 1ª persona obliga al autor a utilizar un lenguaje menos literario y más íntimo (íntimo en cuanto al personaje, no en cuanto al autor). La verdad es que estoy mintiendo un poco, pues en los capítulos en los que el Doctor hace de narrador el punto de vista empleado es el de 1ª persona y el de 2ª, y esto añade más posibilidades narrativas y enriquecedoras para el libro. De cualquier forma, Savater alterna con maestría los diferentes puntos de vista, regulando a su antojo la velocidad, el estilo y el contenido de la novela en cada capítulo.
A pesar de todo esto el libro no me ha encantado. No, ¿por qué?. Muy sencillo; es un libro de acción y/o aventuras, y como tal se apoya en la trama, y ésta no es muy ingeniosa. Es una trama flojilla, que deja al lector con ganas de más, con algunos episodios un poco inconexos, y, sobre todo, con falta de suspense. Qué queréis que os diga, pero tenía que haberse asemejado un poco a las tramas de libros comerciales tipo Harry Potter, que son innegablemente buenas, y donde las sorpresas y los giros argumentales son inesperados de verdad.
Mi impresión final es que se trata de un libro que Savater ha escrito en sus ratos libres, como para entretenerse así mismo. De hecho, él mismo lo dejó entrever: “Como mis lectores ya están resignados a aguantar mis sermones de filosofía, política y nacionalismo, en la novela me he tomado unas vacaciones de mí mismo cuando la escribía”. Y claro, como él es así, le ha salido una novela muy digna de leer. Pero, de cualquier manera, no me parece un libro para venderlo a 20 pavazos o para llevarse el premio Planeta (aunque creo que es la primera novela que leo premiada con este premio). Mi horrible sospecha acerca de esto último es que el Planeta se lo ha llevado sólo por el nombre. Ya sé que el jurado no sabe quién es el autor de las obras que optan al premio, pero joder, a la décima página un tío del jurado, que está puesto en literatura actual, sabe de sobra que ese libro lo ha escrito Savater sí o sí. El tema de la hípica (de sobra es sabido que Savater es aficionado a los caballos) y su estilo dejan muchas pistas. Es sólo una sospecha, una idea que estoy segurísimo que no es cierta, pero aún así no me deja de rondar por la cabeza.
Acerca del final de la novela
Si por alguna casualidad pasa por aquí alguien que haya leído la novela (lo cual dudo), aparte de pedirle que comente, quería decir lo siguiente:
Aunque la novela parece no tener final, resulta que sí lo tiene. Ante las palabras de un radioyente que lo llamaba capullo (o cabrón o algo así) por terminar el libro de esa manera, Savater aclaró en la cadena SER que la novela sí tiene final, pero que, para averiguarlo, el lector debe ir a un hipódromo, que es lo que él pretende. Vamos, que Savater es un graciosote; resulta que después de gastarme 20 pavazos en el librito tengo que ir a un hipódromo para decir (o no decir): “aaaah, entonces al final sí gana la carrera”, cosa que aún no sé cómo averiguaría una vez en el hipódromo. En fin, que sólo quería señalar que el libro sí tiene final, pero éste se encuentra en un hipódromo de verdad.
De todas maneras Savater es un escritor 10, porque todo lo que escribe está respaldado por una cultura, unos conocimientos y una técnica que muy pocos poseen. Y a La Hermandad de la Buena Suerte, la pongo un 7,75. Y como yo no soy uno de esos lectores que se han cansado de sus filosofías (porque no he leído casi nada de él, más que nada) si leo algo más de Savater ya os contaré qué tal me ha ido.

¡¡Al hipódromo todos, incultos!!